Es conocido por todos que uno de los factores determinantes que ha provocado la situación actual de crisis en España, es el estallido de la burbuja inmobiliaria que durante varios años se ha ido cocinando. El hecho es grave, desde la perspectiva que estamos hablando de un bien de primera necesidad con el que se ha estado especulando, provocando de esta manera enriquecimiento y empobrecimiento de manera paralela tanto a familias como a empresas. Puesto lo que parecía riqueza ahora puede desencadenar en la ruina de quien quiso emprender su vida de manera independiente o buscar una segunda vivienda de retiro, de quien quiso invertir o de aquellos que querían entrar el la dinámica de ganar dinero fácil; desgraciadamente durante unos años se han estado confundiendo los conceptos de valor y precio.
La depreciación de los activos inmobiliarios es uno de los grandes riesgos para las entidades financieras y las familias. A partes iguales y de manera permeable se pasa esta responsabilidad; porque tener la obligación de seguir pagando una cuota mensual de una hipoteca teniendo en cuenta que si intentases vender esa vivienda en el mercado, actualmente el precio sería menor que lo que nos queda de hipoteca. Esto ya le pasa a más del 20% de los norteamericanos, se desconocen los datos en España, pero me temo que rondarán esa cifra a día de hoy y seguramente en 2009 y 2010 crezca de manera relevante. Pero, ¿quién tiene el problema realmente, las familias o los bancos? La respuesta a esta pregunta es más compleja de lo que parece, porque aunque el contrato hipotecario obliga a acudir al pago de la hipoteca con las garantías personales, serán muchas las familias que no puedan cumplir con el pago porque no tengan trabajo y se les hayan acabado las prestaciones sociales; entonces el problema parece del banco, ¿cuántas hipotecas puede soportar impagadas? ¿Cuántas ejecuciones por debajo de su valor de deuda pueden hacer? ¿Cuánto dinero han invertido de nuestros ahorros en el mercado inmobiliario? ¿Qué papel puede jugar la "desinflación" o la probable deflación en el futuro? Estas respuestas pueden llevar consigo asumir la quiebra de alguna entidad financiera y no me atrevo a responder, todavía.
A continuación dejo un interesante artículo publicado en Expansión tratando sobre este tema. El problema añadido es que parece que asoma la deflación, pero no creo que las hipotecas se reduzcan como los precios y probablemente los salarios. Como última reflexión lanzo una pregunta: ¿cuántas familias animadas por las bancos incluyeron dentro de sus hipotecas préstamos personales y demás compras de automóviles y demás dando por supuesto la revalorización perpetua de su vivienda?
Publicado el 11-03-09 , por María Martínez.
La caída de los precios inmobiliarios está erosionando la garantía de los préstamos suscritos en el auge económico. Sólo en 2006 y 2007 se formalizaron hipotecas por 625.000 millones.
La caída del precio de los inmuebles está aumentando el riesgo de garantía de la cartera hipotecaria de la banca, con independencia de la capacidad de pago de cada cliente. La erosión afecta, sobre todo, a los préstamos suscritos en los años de máximo auge del mercado inmobiliario.
Según cifras de la Asociación Hipotecaria Española, sólo en 2006 y 2007, empresas y particulares formalizaron préstamos por 625.416 millones de euros, aprovechando el respaldo que durante años ofreció la acelerada revalorización de los inmuebles.
Si sólo se consideran las hipotecas suscritas en 2006 (los primeros ecos de la crisis subprime ya acentuaron en 2007 las restricciones crediticias), la cifra cae a 328.319 millones. El 48,5% de este importe son hipotecas sobre viviendas y el resto son préstamos con un derecho real sobre solares, fincas rústicas u otros inmuebles.
Distintos factores influyen en la mayor incertidumbre de estos créditos. Puesto que se suscribieron en el pico del ciclo inmobiliario, el valor de la garantía podría ser hoy inferior al que ésta tenía cuando se firmó el préstamo. Además, el importe medio de las hipotecas es superior al concedido en años anteriores. En 2007, por ejemplo, el saldo medio de la hipoteca para vivienda alcanzó los 149.000 euros, frente a los 110.000 de 2004.
La valoración de los inmuebles que respaldan la cartera hipotecaria de la banca es determinante, pues una caída de las tasaciones podría elevar el riesgo de crédito y por tanto, aumentar las exigencias de recursos de las entidades. De hecho, la regulación sobre solvencia obliga a bancos y cajas a revisar con una periodicidad mínima de 1 y 3 años, respectivamente, la valoración de los inmuebles ligados a las hipotecas.
En escenarios excepcionales, la normativa es más exigente. “Siempre que las condiciones del mercado u otras circunstancias indiquen que los precios [de los inmuebles] pueden estar experimentando variaciones significativas (...) que pudieran afectar a la reducción del riesgo de crédito conseguida mediante las garantías sobre inmuebles, se deberán efectuar valoraciones adicionales del conjunto de inmuebles vinculados a los préstamos afectados”, dice el Banco de España sobre recursos propios mínimos.
Distintos actores del sector financiero coinciden, sin embargo, en que esta excepcionalidad aún no se da. Los inmuebles que actúan de garantía no han sufrido un fuerte deterioro y en consecuencia, “sólo se están realizando nuevas valoraciones de forma puntual”, dicen en el sector.
Algunos datos avalan este argumento. Las cifras del Ministerio de Vivienda apuntan que el precio de la vivienda libre sólo se contrajo un 3,2% interanual en 2008. Según la sociedad de tasación Tinsa, el valor de la vivienda libre todavía era en enero de 2009 un 3,6% superior al de enero de 2006.
Pero hay indicios que dibujan un panorama más incierto. Los propios bancos están realizando tasaciones extraordinarias de los activos de sus fondos inmobiliarios para adecuarlos “a la realidad del mercado”. En las memorias anuales algunas entidades reconocen que “el mercado hipotecario sufren una caída en el valor de los inmuebles”.
Con todo, hay un factor que protege la cartera hipotecaria de esta depreciación: el porcentaje financiado del precio de compra del inmueble o loan to value (LTV). En términos generales, el porcentaje de financiación asciende al 70%. Por tanto, las tasaciones deberían caer más del 30% antes de que el valor del inmueble se sitúe por debajo del importe del crédito.
Pendientes de 2009“La cobertura de protección de préstamos hipotecarios ha mejorado. El importe medio del préstamo sobre el valor de tasación de la producción hipotecaria de 2008 [en clientes particulares] ha sido de un 59% frente al 62% en 2007”, indica una entidad en la información remitida a la CNMV.
“El número de préstamos cuyo LTV es superior al 80% ha disminuido hasta menos del 5% frente al 22% de 2003”, explica la documentación. “A 31 de diciembre, la media del importe pendiente de cobro de los préstamos es el 55% del valor razonable de las garantías hipotecarias”, explica otro banco en su informe anual.
Los expertos coinciden en la existencia de esta cobertura. “Pero el problema puede estar en lo que va a pasar en 2009”, explican en una auditora. “Habrá que volver a valorar la cartera hipotecaria. Es como la mora. Todo el mundo sabe que va a aumentar en 2009. Pero las provisiones las calculas con la morosidad que tienes hoy”, indican.